Los lémures, un nombre que proviene del latín y se refiere a los espíritus nocturnos de la antigüedad romana, son una especie fascinante de primates que habita principalmente en la isla de Madagascar. Con cerca de 100 especies conocidas, despiertan curiosidad por su naturaleza enigmática, ligada íntimamente a la noche y a comportamientos sociales complejos.

Estos ágiles animales, de aspecto entre un gato y una ardilla, acaparan la atención con sus ojos grandes y brillantes, dispuestos a conquistar la oscuridad mientras despliegan actividades. A pesar de su tamaño pequeño, comparado con la mayoría de primates, tienen una cola larga y frondosa, a menudo más grande que su propio cuerpo, que les brinda equilibrio al saltar entre los árboles y es un elemento esencial en sus interacciones sociales.

Los lémures son famosos por sus estridentes vocalizaciones, que rompen la tranquilidad del bosque y sirven para comunicarse entre ellos, ya sea para advertir de peligros o simplemente mantenerse en contacto. Suelen vivir en grupos matriarcales, donde las hembras dominan, una rareza en el reino animal.

Una característica intrigante de los lémures es la hibernación estacional que realizan algunas especies en los periodos de escasez de alimento. Durante este tiempo, reducen drásticamente su metabolismo y temperaturas corporales, permaneciendo inmóviles durante días e incluso semanas.

En cuanto a su alimentación, son principalmente frugívoros, pero también consumen hojas, insectos y néctar. De hecho, desempeñan un papel crucial en la polinización de las plantas de su hábitat.

Sin embargo, los lémures están amenazados por la pérdida de hábitat debido a la deforestación. Son un tesoro de la biodiversidad y esfuerzos en todo el mundo están centrados en su protección y conservación. Ejemplifican una vez más, la delicada interacción entre las criaturas y los ecosistemas en los que viven, y la importancia de valorar y preservar la riqueza que la naturaleza nos ofrece.