Las grullas son aves majestuosas y elegantes, de gran altura y envergadura. Inmersas en la riqueza simbólica de varias culturas, son, a menudo, símbolo de felicidad o longevidad. Podemos encontrar diferentes especies de grullas esparcidas a lo largo y ancho del planeta, en lugares tan dispares como África, Asia o incluso en áreas más templadas como en Europa.

El aspecto más distintivo de las grullas, como la grulla común o la grulla de manchuria, es su cuerpo esbelto y alargado junto a su cuello largo y fino, el cual no dejan de mover al caminar, acercándose a su presa con una gracia casi hipnótica. Su plumaje varía entre blanco, negro y gris, en algunas especies presentando motas rojas en la cabeza. Ave migratoria, se organizan en grandes bandadas para hacer su largo recorrido, ofreciendo un espectáculo aéreo impresionante.

Sus dietas son sumamente versátiles, desde granos y semillas a pequeños roedores, pasando por insectos y peces. La variedad de comida es la razón por la que habitan en una amplia serie de ecosistemas, desde las zonas húmedas, campos de cereal o marjales.

La danza de apareamiento de las grullas es una experiencia magnífica. Saltan, corren, inclinan sus cuerpos y despliegan sus alas de una manera única, en un ritual repleto de belleza y significado. El resultado de este intrincado baile puede ser el huevo que posteriormente la hembra incuba. Una vez nacidos, los polluelos de grulla serán cuidados por ambos padres hasta que aprendan a volar y migrar.

En definitiva, las grullas son criaturas fascinantes. Se mueven con un elegante dominio de la tierra y del cielo, sobrevivientes perfectamente adaptadas a los locales más variados. Su aparición puede ser un espectáculo para el ojo humano, pero también un recordatorio de la maravilla y variedad del mundo animal.