El gorila, dotado de una fuerza descomunal y una mirada penetrante, habita en los bosques tropicales de África. Es el miembro más grande de la familia de los primates y su cercanía genética al ser humano es sorprendente; compartimos con él un 98% de nuestros genes.

Distinguido por su gran tamaño y su pelaje mayoritariamente oscuro, el gorila posee un cuerpo robusto y musculoso. Los machos, más grandes que las hembras, llegan a alcanzar hasta 180 kilogramos de peso y 1,75 metros de altura si se mantienen de pie.

A pesar de su apariencia intimidante y su reputación exagerada, los gorilas son animales herbívoros y pacíficos. Se alimentan principalmente de hojas, tallos y raíces, aunque también pueden consumir frutas e insectos. Son animales sociables, que viven en grupos familiares dirigidos por el macho más fuerte, conocido como "silverback" por su distintiva espalda plateada que se adquiere con la madurez.

El gorila tiene una estructura social muy desarrollada y se comunica a través de una constructiva variedad de gestos, sonidos y olores. Su rango vocal es diverso, incluyendo gruñidos, ladridos, gritos e incluso, cantos que usan para localizarse en la popularmente espesa vegetación.

Un aspecto fundamental de su sociabilidad es el cuidado que las madres brindan a sus crías. Los recién nacidos son amamantados y llevados al dorso durante los primeros tres a cuatro años de vida. La madre se encarga de su protección y educación con un tierno y afectuoso comportamiento.

Lamentablemente, el gorila se encuentra en grave peligro de extinción, acosado por la caza furtiva, la destrucción de su hábitat y las enfermedades, entre otros factores. Es fundamental que tomemos conciencia de su importancia ecológica y de la necesidad de proteger a esta magnífica especie, para garantizar su supervivencia y la rica biodiversidad de nuestro planeta. Los gorilas son parte integral de nuestro mundo y perderlos sería sin duda una pérdida irreparable para toda la humanidad.