
Los emús son grandes aves no voladoras, nativas de Australia, que pertenecen a la familia de los ratites, al igual que el avestruz y el kiwi. Reconocidos por su gran tamaño, sólo son superados por el avestruz, siendo el emú la segunda ave más grande del mundo.
Su físico es imponente: pueden alcanzar hasta 2 metros de altura y su peso oscila entre 30 y 45 kilos. Poseen largas patas adaptadas para correr, con tres dedos en cada pie. Sus alas son cortas y tienen una cola esponjosa que al correr se levanta. La cabeza es pequeña en comparación con su cuerpo, pero cuenta con un pico fuerte y ojos marrones con largas pestañas que los protegen del polvo.
El plumaje del emú es de color marrón, y sus plumas, a diferencia de otras aves, tienen doble raíz, lo que las hace parecer pelos. Este plumaje les sirve como protección contra el clima extremo del desierto australiano, tanto para el intenso calor del día como para el frío de la noche.
Los emús son aves omnívoras, se alimentan de una variedad de plantas e insectos, pero también están dispuestos a aprovechar la comida que puedan encontrar, incluyendo restos de comida humana.
En cuanto a su comportamiento, son animales solitarios, aunque a veces se pueden ver en grupos. Son muy territoriales durante la temporada de cría. Curiosamente, después de la puesta de huevos, son los machos los que incuban los huevos y cuidan a las crías.
El cortejo entre emús puede durar varias semanas, durante las cuales realizan danzas y sonidos guturales para atraer a su pareja. Una vez que la hembra ha puesto sus huevos, que brillan con un tono verde azulado, el macho toma el relevo en la incubación y en la crianza de los jóvenes.
Estas majestuosas aves tienen una notable resistencia y pueden recorrer largas distancias a un ritmo constante. De hecho, pueden llegar a correr a velocidades de hasta 50 kilómetros por hora. Lamentablemente, aunque están adaptadas para sobrevivir en entornos duros, la intervención humana en su hábitat y la caza están amenazando su supervivencia.
Su físico es imponente: pueden alcanzar hasta 2 metros de altura y su peso oscila entre 30 y 45 kilos. Poseen largas patas adaptadas para correr, con tres dedos en cada pie. Sus alas son cortas y tienen una cola esponjosa que al correr se levanta. La cabeza es pequeña en comparación con su cuerpo, pero cuenta con un pico fuerte y ojos marrones con largas pestañas que los protegen del polvo.
El plumaje del emú es de color marrón, y sus plumas, a diferencia de otras aves, tienen doble raíz, lo que las hace parecer pelos. Este plumaje les sirve como protección contra el clima extremo del desierto australiano, tanto para el intenso calor del día como para el frío de la noche.
Los emús son aves omnívoras, se alimentan de una variedad de plantas e insectos, pero también están dispuestos a aprovechar la comida que puedan encontrar, incluyendo restos de comida humana.
En cuanto a su comportamiento, son animales solitarios, aunque a veces se pueden ver en grupos. Son muy territoriales durante la temporada de cría. Curiosamente, después de la puesta de huevos, son los machos los que incuban los huevos y cuidan a las crías.
El cortejo entre emús puede durar varias semanas, durante las cuales realizan danzas y sonidos guturales para atraer a su pareja. Una vez que la hembra ha puesto sus huevos, que brillan con un tono verde azulado, el macho toma el relevo en la incubación y en la crianza de los jóvenes.
Estas majestuosas aves tienen una notable resistencia y pueden recorrer largas distancias a un ritmo constante. De hecho, pueden llegar a correr a velocidades de hasta 50 kilómetros por hora. Lamentablemente, aunque están adaptadas para sobrevivir en entornos duros, la intervención humana en su hábitat y la caza están amenazando su supervivencia.